2/9/10

En la puerta

Era un jueves. Anochecía. Él estaba parado frente a la puerta de vidrio. El frío lo hacía soltar volutas de vapor con cada suspiro, húmedas como el sudor que chorreaba de la puerta. Él empezaba a tiritar, su respiración se desacompasaba. Algo a medio camino entre una lágrima y una gota condesnada chorreaba por su ojo hasta su mejilla. Él empezó a caminar de un extremo de la puerta al otro. Pequeños tics comenzaban a aparecer. Lentamente, dirijió su mano izquierda hasta su boca, para mordisquear su tercer dedo, mientras levantaba su ceja derecha. Un leve murmullo empezó a brotar de su boca, al tiempo que horribles imágenes invadían su mente. Empezó a oscilar de un lado a otro, tieso en su lugar. Primero rápido, luego lento, disminuyendo cada vez más su velocidad, hasta terminar sentado en el piso, con sus piernas abrazadas a su pecho. Se quedó quieto, sin moverse. No más sonidos salían de su boca. Cuando parecía haber muerto, algo lo reanimó. Cuando un zumbido se oía lejano, se levantó y buscó arreglarse, mientras se sonreía tensamente al espejo. Tras el chasquido de la puerta salió ella, exultante ante sus ojos. Lo abrazó primero, para luego besarlo. Después lo tomó firmemente de la mano. Y se fueron.

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