2/9/10

Viejos cuadrados

Son viejos, necesitan lentes. Ya se acostumbraron tanto a la luz que la ven negra. Así que tienen que usar sus pequeños foquitos cuadrados. Los usan para alumbrarte a la cara y saber de que standard sos.
Le tienen miedo al cambio.
El cambio no existe, dicen; el cambio es un todo, inevitable, dicen. Ellos ya llenaron sus bibliotecas, y no quieren libros nuevos. Dicen que somos muy chicos para entenderlos, pero veo chicos que son más viejos que ellos. La historia es increíble, pero no cambia su forma, sólo su tamaño. Hay algunos triangulos, algunos pentagonos, que hasta se pueden creer. Pero lo único que se escucha son los cuadrados, perfectos. La pregunta es, ¿Cuanto miden sus lados?

Un imbécil

El tipo era un imbecil. No había con que darle: era un imbecil. Y como todo imbecil, creía saberlo todo. Había leído un millon de libros. Se los sabía todos de memoria, y se creía de memoria todo lo que decían. Según él servían. Los llevaba consigo a todas partes y tenía magicas soluciones que extraía de ellos. Como todo buen imbecil nunca reflexionaba. Aunque, eso sí, era un imbecil intrepido. Hasta había deschado algunas de esas teorías, para recambiarlas por otras. Cada vez que tenía un problema recurría a ellas. A veces venía y te decía, cuando tenías algun problema: ''No boludo, porque esto es así y asá, no te leiste el libro de tal''. Luego de un par de años definió del todo sus obras. Todos los días te nombraba autores parecidos: todos una manga de imbeciles. No voy a negar que por suerte o por azar el muy imbecil a veces le pegaba, pero eran las menos. Pasó un buen tiempo que andubo solo hasta que conoció a una tipa que era tan imbecil como él y se casaron. Vivieron juntos muchos años. La imbecil era una neurotica también, así que él andaba chocho, con alguien con quien usar todas las imbecilidades que había leído en sus libritos imbéciles. Total, ¿entre imbéciles se entienden, no?
Cuando pasó mucho tiempo, la imbecil se volvió pelotuda y el imcecil se cansó, así que se separaron. Igual, como buen imbecil, siguió vuelteando y le costó terminarla, no le fue fácil. Sea como sea, ahora además de imbecil está solo, muy solo. Y por eso, además de imbecil es traidor. Eso es lo que más bronca me da. Porque podría ser alguien genial, un heroe, o incluso un villano. Pero al final de cuentas, es solo un imbecil más.

Triste

Una paloma vuela
Sin volar
Cae en una mano ajena
Que la deja sollozar

Que deprimente
Suele ser
Todo el proceso
Para estar mejor

¿Nunca soñaste
Con algo más?
Paloma negra-blanca
Me hacés llorar

La negra luna sueña
Con siempre poder brillar
Pero el sol no la entiende
No conoce la oscuridad

Teme el niño, teme
Tenme la mano al llorar
Cuando pienso en cuando crezca
Todo me empieza a temblar

A veces la soledad es dulce
Pero pronto me empieza a pesar
Te da odio y rabia
Pero siempre es un soñar

Y no escuches la voz del tiempo
Que sino te va a matar
Y escucha la voz del viento
Que secretos ha de contar.

Tony (incompleto, quizás)

Tony Tino es un galán. Le gustan las mujeres de entre 15 y 21, y sale los sábados a bailar, después de la oficina. Tony no es muy grande, recién cumplió los 20, pero sigue teniendo un carita muy versatil, que lo deja variar del ''chico bueno'', a sex simbol hot que todas buscan. Tiene en su haber bastantes pasados, y un par de ''inicios'', a pobres pibitas que dejó tiempo atrás. Para sus amigos es un genio, pero para su mamá es un burro, que nunca llegó a nada, (si ella supiera lo que es en la cama...). Tony disfruta dejar a sus chicas picando, para no comer, le gusta dar números falsos, o llevarlas hasta la nada en taxi. Aunque también le gusta cojer.

Tomi y Romi

Tomi y Romi viven juntos en una casa en un arbol. Tomi y Romi se aman, y aunque se lo dicen muy a menudo, ningundo de ellos lo sabe. Tomi lee y Romi escucha. Tomi mira y Romi salta, baila, y se cuelga por ahí. A Tomi y a Romi les gusta vestirse de distintas formas, pero a veces se repiten. A veces Tomi se pone un trajecito gris azulado, y Romi un vestidito a rayas. Y ahí no salen juntos, ahí no.
Tomi y Romi comen juntos, en su cama. Pero tiene sus zonas y se las respetan. Tomi come colgado, del techo, y se le cae un poco (la comida o la cabeza). Romi no, ella se sienta, aunque a veces haga frío y eso la incomode.
Tomi y Romi viajan juntos, o separados. Romitomi (o Tomiromi) es divertido, le gusta pasarla bien, andar por ahí. Y aunque a veces se frusta, es dificil pararlo. Trommi (¿o Rtommi?) no es tan simpático, a veces le cuesta, y es medio tenso. Es un buen tipo, pero se tropieza antes de empezar a caminar.
Tomi y Romi se hacen juntos, y les encanta. Tomi agarra un pie de Romi, que agarra un brazo de Tomi, que agarra la mano de Romi, que agarra la oreja de Tomi, que agarra el pie de Romi, que agarra algo más, y se besan y caput.
Tomi y Romi andan juntos, y son una dupla. Tienen su casita en el arbol, desde donde suelen mirar. Saben que hay otras casitas, y hasta a veces tienen invitados (aunque es poco usual). Se complementan y se sopesan. A su manera, son un Superman-Batman, aunque tratan de andar sin disfraces. Tomi dice mil huevadas y Romi escucha y toma nota, y viceversa. Ambos se caen de culo y aprenden a caer sentados.
Tomi y Romi son grandes, y son chicos a la vez, pero van rápido (tomandose su tiempo). Yo creo que pueden llegar a bien.

RATA

Algunas cosas viejas he de usar
Siempre contiguas, para pensar
La lagrima que anima
El olor que no escatima

Las piernas, las manos
Los ojos, y gusanos
Un guiso especial
Nunca se debe desestimar

Mala pata
Lleva la rata
Que el alcatarilla vive
Con lujos de monarca

No puede dejar crecer
El placer que le miente
Ni dejar de creer
En pecados que ni siente

Poema 2

Fue en mi cuadra
Iba corriendo
Y te choqué

Creo que te golpeé la nariz
Aunque no sangraba
Aunque no la vi

Te dí mi mano para que te levantes
Pero te levantaste sóla
Y me abrazaste

Creo que no pasaron ni cinco minutos
La situación fue irreal
Y luego nos separamos

Ayer te vi de nuevo
Tenías una curita
Caminamos de la mano

Las disculpas no valieron la pena
Porque no había nada que penar
Hablábamos con nuestras manos

Dormiste la siesta
Dormimos
Creo que esa vez no tuve miedo

Las manos no se soltaron
Y creo que no están sueltas
Aunque, creo, que esta vez no tengo miedo