14/10/08

Comodo como una galera


-Buenas tardes.
-Buenas tardes. Llego a horario, ¿Verdad?
-¿Su numero?
-Cz33AB.
-Correcto. Pase, el doctor lo esta esperando.
-Gracias.
Pasa por la puerta del lugar, algo lugubre, en el que ha sido recibido. Las paredes se ven extrañas, como si lo succionacen, se diria. Con el sombrero en una mano, entra a la habitacion del Doctor. El efecto de las paredes contrasta en esta zona. Solo azulejos blancos. En toda la habitacion solo azulejos blancos. Y de igual color, el doctor parado en el medio, con alrededor de 10 metros hacia cada lado, junto a una silla rojo oscuro, de apariencia comoda, lo espera.
-Caballero.
-Doctor.
-¿Como se encuentra?
-Estupendamente. En verdad no se porque he venido. Solo me enviaron del trabajo. Dijeron que precisaban unos analizis.
-Muy bien, tome asiento mientras busco su archivo-dice el doctor, haciendo un gesto hacia el asiento unico.
El hombre se sienta. Nota extrañado como su silla es mas dura de lo que parece, y al revisar, mientras el doctor permanece de espaldas, nota como esta resulta se de metal forrado, y no de algun material mas comodo y usual.
-Bien señor Cz33AB, creo que encontre su problema, y no sera cuestion mas que de unos minutos.
-¿Cual es doctor?-dice el sr.
-Justamente ese. Inusitada conducta cuestionadora, con desordenes del tipo curioso, y repentinos ataques de dudoso origen. Habra que repararlo.
-Pero doctor...
-Tome esto-Metiendole dos pastillas en la boca.- Y ahora un poco de esto y de esto-Lo ata a la silla y espera.- Creo que asi sera suficiente.
-¿Ud cree doctor?- Pruba sus ataduras, con una satisfactoria tranquilidad- Si creo que esta bien.
- Muy bien. Hemos de abrir.
- Opere doctor, a su gusto.
El doctor empieza a sacar cosa de su estuche. Toma un soplete, y empieza a abrir la cabeza del paciente. Con una sierra, separa lo duro de lo blando, y empieza a revisar, usando un par de guantes rosa chicle.
- Bien, muy bien, aqui tenemos sus recuerdos de la infancia: que chico mas peleador, habra que corregir eso-retuerce algunas cosas- Ud. sabe lo tranquilo que era en su infancia, ¿verdad?
-Si, doctor.
- Y las verduras,¿que opinaba de ellas? -Gira algo.
- Exquisitas.
- Bien mas adelante. ¿Ummm, militante en la secundaria? Mas bien yo creo que ud. siempre estubo en contra de todo eso, ¿verdad?
- Malditos zurdos. Siempre me quitaba horas de clase.
- ¡Eso es! ¿Y que opina ud. de los sindicatos?
- ¡Cosas absurdas! Destinadas a obtaculizar el progreso y el amor al trabajo. Solo traen discordias.
- ¿Y su jefe...?
- Un hombre serio y pulcro, no dudo que sus exigencias se deben a que el lleva la empresa, cosa dificil y costoza. Deberia darse mas tiempo, para que nosotros lo reemplacemos, y no se agote.
-Bien creo que sera suficiente- Le mete dos pastillas mas, ahora de otro color. El Sr. sonrie, y se deja estar, mientras el Dr. cierra nuevamente con el soplete la cabeza de su paciente.
- Bien, luego le enviaremos su factura, ¿correcto?
El hombre solo sonrie, con una sonrisa vaga, y obedienta, da la mano que se le extiende, y se retira.

2 comentarios:

Nadyaaa dijo...

Ahh es terrible. Pensar que logran que alguna gente piense así, aunque de otras maneras más complejas, sin la necesidad de abrirte la cabeza con una sierra.
Nos vemos.

Anónimo dijo...

de los mejores lejos


TETI